La diabetes gestacional

La diabetes gestacional es un tipo de diabetes que se manifiesta durante el embarazo.

La diabetes en el embarazo

De cada 100 mujeres grávidas, aproximadamente 4 la desarrolla. Al igual que en otros tipos de diabetes, el cuerpo tiene dificultad para manejar los niveles de glucosa (azúcar) en sangre. Lo cual puede crear un importante problema de salud tanto para la madre como para el bebé.

La diabetes gestacional aparece en pacientes que no han sido diagnosticadas con dicha enfermedad antes y suele desaparecer después del parto.

Entre los factores de riesgo se encuentran:

  • Edad (más de 30 años)
  • Sobrepeso o aumento excesivo durante el embarazo
  • Antecedentes familiares
  • Grupo étnico (son más propensos los hispanos, indios americanos, asiáticos o afroamericanos)
  • Haber desarrollado la enfermedad en un embarazo anterior
  • Haber tenido un bebé muy grande (más de 4 kilos) o sin vida en un parto anterior

La diabetes gestacional puede presentarse asintomática o con síntomas leves. Sin embargo, otras veces pueden aparecer claramente los siguientes síntomas alternados: aumento de la sed y el apetito, importante incremento de las ganas de orinar, náuseas, vómitos, pérdida de peso, infecciones urinarias frecuentes, visión borrosa, fatiga, entre otros.

La diabetes gestacional se diagnostica mediante una prueba de glucosa en sangre que se realiza entre las 24 y 28 semanas del embarazo, o antes si es necesario.

El tratamiento puede incluir, ejercicio físico, dieta, inyecciones de insulina y monitoreo diario de la glucosa en sangre. El cometido del mismo es mantener los niveles de glucosa dentro del rango normal y asegurarse que el feto se encuentre bien.

Seguir correctamente el tratamiento para la diabetes gestacional, ayuda a disminuir el riesgo de un nacimiento por cesárea (cuando el bebé es muy grande) y a tener un embarazo y un parto más saludables. A la vez que minimiza posibles problemas de salud del bebé en el futuro.

La diabetes gestacional suele desaparecer después del parto, pero las mujeres que la han tenido son más vulnerables a desarrollarla nuevamente en un próximo embarazo o, incluso, de forma permanente. Hacer ejercicio, una dieta con poca azúcar y bajar de peso, reduce las posibilidades de padecerla en el futuro.